Mi primera experiencia como invitada

por Ene 22, 2018Personal12 Comentarios

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«Cada salto en el vacío es una cuestión de fe, nunca nada se repite como la primera vez» Fito Páez

Bueno, nunca me imaginaría que llegaría este día de ir a un centro de yoga como invitada, a mí me lo dicen hace un añito y hubiera pensado que estaban locos, pero ha sido real. Éste sábado 20 de enero tuve la suerte de que me invitaran a dar una clase en Walk On Fitness. Me gustaría compartir con vosotros mi experiencia, sensaciones de días previos y el día de la clase.

La propuesta de Walk On Fitness

Cuando Mariaje, profesora de yoga y pilates en Walk On Fitness, me hizo la propuesta, al principio pensé, como voy a ir allí si no conozco a sus alumnos, pero de inmediato reconocí el miedo, el que muchas veces toma decisiones por nosotros. Y rápidamente pensé: «pues un motivo más para ir» y le dije, «sí, voy encantada».

Yo vivía sin preocuparme por esa clase, pasaron los días desde mi confirmación y me pregunta: «oye, ¿qué título pongo a la clase?» Entonces fué cuando entré en «modo pánico», la realidad estaba más cerca. Pero caí en la cuenta, que tenía una clase en mi cabeza desde principios de diciembre, pero no la había podido poner en práctica ni madurar la idea, pero me lancé y le dije: «Yoga y retos». Esto ya iba en serio.

Días de preparación

Siempre me gusta hacer cosas diferentes, aunque entiendo que es difícil porque ya casi todo está inventado, pero quise innovar un poquito y dar a la clase un toque personal.

La clase que iba a impartir, como he comentado antes, es la que tenía en mi cabeza desde hacía muchos días, y en realidad la anuncié donde doy clases pero no cuajó la idea, lo que viene siendo un fracaso. Sólo se apuntó una chica. Quizá fuese un mal día el 30 de diciembre, un sábado día previo a Nochevieja, pero pensé: «no pasa nada, la vida te ha dicho que no lo hagas» (bueno, ése era mi autoconvencimiento). Pero a veces el universo te da segundas oportunidades, por eso pensé en darle una segunda opotunidad a esa clase. Solo tenía que madurar la idea, plasmarla en el papel  y compartirla con la familia de Walk On Fitness.

A pesar de las inseguridades que uno siempre tiene, los días previos estaba encantada trabajando en mi miniproyecto, como se suele decir: «disfruta del camino, no del fruto» pues yo disfruté del camino muchísimo. He de confesar que mi pareja también debió de disfrutar del camino, porque practicó la clase 3 veces y además en días seguidos, es mi forma de prepararme bien algo.

Después de preparar la clase y tener todo planeado viene la parte de la música. Aquí quizá soy bastante tiquismiquis, porque tiene que ir en armonía y sintonía con el objetivo de la clase. Finalmente conseguí mi lista de reproducción, y el día anterior me dio por probar como se escuchaba a través del mp3 que siempre uso, para ver si estaban bien grabadas y en orden. ¿Cuál es mi sorpresa? Qué el reproductor de música se había estropeado, se paraba cada vez que acababa una canción y había que resetearlo, pues nada, plan b: a reproducirlo en el móvil, algo que no me gustaba nada, pero a las 10 de la noche no creo que encontrase ninguna tienda abierta. A veces tenemos suerte en la vida y no nos damos cuenta, imaginaros si no hubiera probado el día de antes el mp3 y voy directa a la clase, hubiera sido una catástrofe mundial (es un palo, porque se ha estropeado, pero es un alivio haberlo sabido antes).

El centro Walk On Fitness

Cuando llegué al centro tuve superbuenas sensaciones, lo encontré muy acogedor y familiar, donde se nota que allí fluye más el corazón y el amor que el negocio en sí… Hay poquitos centros así. Si vives cerca de Tiana te lo recomiendo sin lugar a dudas. Es un centro de entrenamiento personal y arriba tiene la sala de Yoga y Pilates, donde además hacen asesoramiento nutricional.

La clase de yoga es muy acogedora, con muchos detallitos monos, que hacen que te sientas cómodo, como en casa, sobre todo lo que más me gustó fue la luz natural, que es una de las cosas que escasean en las salas de yoga. Además, se nota que Mariaje cuida todos los detalles de la sala, para que os hagáis una idea de como es ella, al llegar tenía preparado té calentito y un bizcocho, también tenía unos saquitos de semillas para poder hacer un buen savasana.

La clase

Antes de comenzar algo que no sabes el resultado, siempre tenemos nervios e inseguridades: si les va a gustar, si los alumnos podrán seguirte, si te van a entender, si la clase es muy suave o muy dura. Todo es más difícil cuando no conoces al grupo (Supongo que la experiencia te va dando esa seguridad). Pero una vez me senté en la esterilla y empecé, fue como si todo se difuminara, se disolviese, todo fluía de forma natural.

Una de las cosas que más me gustó y al principio me impactó para bien, fué cuando abrimos la clase cantando el Om, los alumnos lo cantaban de verdad, desde el corazón (son cosas que uno lo siente, o al menos yo), y ahí pensé «todo va a ir bien». Desde mi punto de vista, como profesora les vi genial, con entusiasmo, con ganas de aprender, sorteando sin enfados ni ego y aceptando las limitaciones individuales en las posturas más difíciles que habían en la secuencia. Como alumnos un 10.

Ahora voy a confesar una cosa que me pasa a veces y me pasó ese día. Soy bastante natural y alguna vez se me escapa alguna indicación con «mucho glamour», como por ejemplo la que solté en esta clase: «Los sobacos se miran»… En ese momento pensé: «¿Qué has dicho? ¿Sobacos?… Laura, estás en la parra.» Pero bueno, son cosas del directo, después por la noche me reí bastante de los «sobacos».

Conclusión

Me quedo con un gran sabor de boca de haber compartido la clase con la familia Walk On Fitness. He disfrutado la clase muchísimo, además de haberme brindado la oportunidad de realizar mi proyectito de clase. Deseo de corazón que todos los propósitos que se plantearon el sábado se cumplan y que se lleven un gran aprendizaje durante ese camino, para mí fue un placer compartir todo lo que sé.

Espero que la vida me dé más oportunidades tanto para ir de invitada a otros centros, como para volver a Tiana para reencontrarme con ellos.

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Reflexión

Os ha pasado a veces, que cuando hacéis algo por primera vez, ya sea un plato nuevo, una actividad diferente o conocer a otras personas. Y en sincronía con lo que hagáis os surgen pensamientos, como por ejemplo: «¿Saldrá bien? ¿Lo estaré haciendo de la forma correcta?», o respecto a personas: «Pone caras raras, ¿le caigo mal?».

Esto son manifestaciones de nuestra inseguridad, miedo y temor a fracasar. A todos nos surgen alguna vez y en algún momento, la mente humana es así. Si a esto le añadimos que nosotros casi siempre estamos apegados a obtener un resultado, a cumplir unas expectativas, eso es una bomba.

Pero podemos «luchar» contra éste fenómeno habitual haciendo las cosas desde el amor, con plena consciencia y superando los miedos, dando lo mejor de nosotros. Y eso es un gran paso. Observémonos en cualquier situación nueva que nos surja, si sale a la luz la inseguridad y el temor por hacerlo mal, aceptemos este hecho, lo aliñamos con el amor y el resultado será espectacular.