¿Cuánto dinero cobrar por tus clases de yoga?

por Oct 25, 2018Personal, Reflexiones

{

“Valórate como persona. Si tú sabes lo que vales, buscarás lo que te mereces.Paulo Coelho

Esta quizás es una de las preguntas que más profesores nos hemos planteado al principio de nuestra carrera profesional. En mi caso, creía que por no tener experiencia dando clases no era justo ganar dinero por ello. Ahora casi después de dos años impartiendo clases de yoga, lo veo todo con otra perspectiva. Está claro que tener experiencia debe ser un grado más para tener una mejor remuneración, pero no tenerla no debe ser motivo para mal cobrar las clases de yoga, ya que algunos centros lo verán una bendición y una excusa para ahorrarse un buen dinero.

Sé muy bien que tener experiencia es un grado más a la hora de dar una clase, pero conozco profesores acomodados en su hacer que no buscan superarse ni intentan que sus alumnos evolucionen. También veo la otra cara de la moneda: profesores sin tanta experiencia que se desviven por cada uno de sus alumnos. Debemos recordar que ser profesor de yoga es algo más que dar una clase. Entonces la pregunta es, «¿Cuánto debe ganar cada uno?». Evidentemente no somos jueces (aunque a veces hacemos de ellos) y es muy difícil decir el dinero que se merece cada uno, al final la única persona que puede poner valor a tus clases eres tú mismo.

Causas por las que el profesor recibe poco dinero

Aquí hay una cosa que me resulta curiosa. Todos tenemos asumido que a un mecánico, electricista o cerrajero se le vea normal cobrar 50 euros la hora y me parece perfecto, primero porque yo no sabría hacerlo y ese es el precio que han marcado ellos en su mercado valorando su experiencia. Pero no entiendo porqué en el mercado del Yoga se pagan clases a 10 o 15 euros. Me parece insultante a la profesión que alguien pague estas cantidades, y más viniendo de centros reconocidos.

Las causas que yo he encontrado a esta situación son las siguientes:

Masificación de profesores

Está llegando un punto en el que casi hay más profesores que practicantes. Quiero dejar claro que esto no lo critico, me parece genial que haya cada vez más practicantes/profesores (porque yo misma soy uno de ellos), pero tengo claro que un título no te da el valor para ser un instructor de yoga, hay que currárselo. Tu reconocimiento siempre viene a través de tus alumnos.

Masificación de centros

Hoy en día hay muchas cadenas, centros de yoga y multitud de negocios variados donde se imparten clases. Por lo tanto hay una gran competencia entre ellos, reduciendo los costes para poner cuotas bajísimas, para atraer clientes, y esto desencadena en que paguen mal o insuficiente a sus empleados. Empleados por llamarlo de alguna manera, ya que la mayoría de profesores son autónomos.

Como darle valor a nuestra profesión

Por lo tanto, después de esta reflexión y seguro que tendréis más motivos en la cabeza (por favor, podéis compartirlos), si nos queremos dedicar única y exclusivamente a ser profesores de yoga, tenemos que ser nosotros mismos quiénes demos valor a lo que hacemos, por éstos y muchos más motivos:

Es un trabajo que conlleva mucho esfuerzo personal, para poder transmitir los conocimientos y filosofía por nuestra parte ha de haber un autoestudio previo.

Cada clase requiere una preparación anterior de qué quieres que tus alumnos reciban, tanto a nivel de asanas, pranayamas, meditación, filosofía, etc.

Todos hemos tenido horas y horas de práctica física para descubrir y observar nuestro cuerpo y así transmitir de forma fácil y amena toda nuestra experiencia.

En cada clase trabajamos con cuerpos físicos diferentes, además de personas con lesiones, gente mayor, embarazadas o las que recientemente han tenido un bebé.

Gestionamos las emociones de cada alumno y del grupo, cuestionamos nuestras creencias, nos planteamos otras formas de ver la vida, y esto es algo que se debe saber llevar con inteligencia emocional.

Este es un gran punto, si quieres mejorar tienes que formarte, asistir a clases como alumno para aprender de otros. Porque ser profesor no es: "hago la formación y ya está", es necesario mantener el conocimiento, ya sea leyendo, asistiendo a masterclass o haciendo módulos de distinta temática, y eso vale mucho dinero. Por ejemplo, este año voy a hacer el curso de doula porque creo que en mis clases de pre y postnatal puedo ofrecer algo más.

Por estos motivos yo me he puesto un límite de dinero mínimo a la hora de aceptar las clases. No es que crea que me merezca ganar mucho dinero, pero hay tres cosas que no me permiten aceptar clases mal pagadas, independientemente de que tenga más o menos experiencia:

  • Si acepto clases muy económicas, estoy provocando que el precio medio de cada clase baje e indirectamente estás creando un aura de clases mal pagadas al resto de profesores, y no dando valor al trabajo que tanto amamos todos.
  • Cada uno de nosotros somos distintos y nos merecemos reconocer nuestra valía como instructores. No habrá un profesor igual que tú, porque esta no es una profesión de robots, es un trabajo de amor y dedicación.
  • Sinceramente creo que hacemos algo muy bello que es aportar valor a esta sociedad en crisis.

Conclusión

Al final la única conclusión a la que llego es que cada uno es consciente de qué quiere hacer con su trabajo y cuánto quieren que le remuneren. Pero me gustaría remarcar que mi única intención con este escrito es reflexionar juntos que nuestra profesión es importante y que debemos preservarla como mejor sepamos cada uno. Individualmente traemos consecuencias globales a nuestro mundo del yoga, como en el resto de cosas de la vida. Por eso no me gustaría aceptar clases con precios bajos, o quizás lo haga pero sabiendo que no lo hago por dinero, si no que hay otra causa más importante,  pero esto es un hecho que debes reflexionar tú como profesor.

l

Reflexión

Yo he sido y sigo siendo insegura de mi valía en muchos aspectos, pero lo que me ha hecho posicionarme conscientemente en este punto ha sido el respeto que tengo al yoga y al resto de profesionales que llevan muchos años currándoselo, por este motivo creo, con total seguridad, en mi decisión sobre cuánto cobrar por mis clases de yoga.

¿Cómo superas tus inseguridades?