Los dos hermanos

Oto y Pío eran dos hermanos que nacieron en una familia pobre y humilde. Ambos tuvieron que superar muchos obstáculos en su camino, pero cada uno tenía una actitud muy diferente ante la vida y sus dificultades. Mientras para Oto un obstáculo era una oportunidad para crecer, para Pío un obstáculo era un freno a su crecimiento.


Así Oto cuando encontraba una piedra en su camino la apartaba para poder pasar y luego la guardaba en su bolsillo. Pío cuando encontraba una piedra en su camino se paralizaba y no sabía qué hacer, lo veía todo de color negro.

De esta manera mientras Oto se hacía cada vez más grande, Pío se hacía cada vez más pequeño. Pasaban los días, los meses y los años y Oto iba coleccionando todas y cada una de las piedras que encontraba en su camino, mientras Pío cada día se hundía más y más ante la adversidad y se iba quedando atrapado en las piedras que iba encontrando en su camino.

Un buen día Pío al ver a su hermano feliz y alegre con todas sus piedras se acercó a él y le dijo:

-Hermano mío, tengo curiosidad por saber qué haces tú con tantas piedras, ¿no te molestan ni te pesan?
Oto le miró a los ojos y le respondió:
-Querido Pío, cuántas más piedras encuentre en mi camino más grande construiré mi castillo.

Dicen quienes lo vieron que a partir de aquel día Pío aprendió de su hermano Oto y entre los dos construyeron un hermoso castillo y aprendieron de todas y cada una de las piedras que encontraban en su camino.

Este cuento se lo he tomado prestado a Carmina Vallverdú del Olmo